Mama PornoStar

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Published: 24-Jun-2012

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Disclaimer
All people and events in this story are entirely fictitious.

Capítulo 1

Vivíamos los dos solos en un chalet a las afueras, nunca conocí a mi padre, ni me interesó. Y yo era un niño gordito y sin amigos. A esa edad yo ya había descubierto por mi solo el sexo y a hacerme pajas. Mis únicos amigos eran los libros y de ahí saque la información. De manera que a los 14 años tenia una información teórica muy superior a la de muchos adultos. Sabía más de 30 posturas, buscar las zonas erógenas y un montón de cosas por el estilo. Pero todo teoría, a esa edad pesaba nunca un chica iba a fijarse en mí, que era el tipo raro del colegio y con el que nadie se molestaba en hablar.

Cuando llegaba la primavera, todos los fines de semana se reunían en mi casa mis "tías", eran las amigas de mi madre, pero yo las llamaba tías, porque las conocía desde siempre y eran lo más parecido a una familia que conocía, porque tampoco había conocido nunca a mis abuelos o a otro familiar de mi madre.

Mis "tias" se reunían en la pequeña piscina y montaba una barbacoa. Todas eran maduritas como mi madre pero cuando se ponían en bikini, dejaban claro que no eran como el resto de las mujeres de su edad. Para empezar los bikinis eran de esos de fantasía y muy pequeños, dejando a la vista unos cuerpos, que aunque gorditos ya por la edad, aun estaban duros y muy sugerentes. Eso era lo que yo había visto desde niño, incluso hubo un época en que me extrañaba que el resto de las mujeres no tuvieran tantas tetas como mis "tías" que eran todas muy pechugonas y eran lo que yo consideraba normal. Al crecer le había dedicado muchas pajas a mis queridas "tias" que seguían mimándome como si fuera un niño pequeño.

Ese día estaban todas montando su fiestecita en la piscina, montando mucho jaleo y jugando el agua como adolescentes. Tuve que pasar a saludarlas, aunque yo ese día estaba un poco deprimido. Todas se volvieron locas por besarme y darme achuchones. La ultima fue mi "tía" Gilda, que era alemana, rubía, alta y más tetona que las demás. Me abrazó con fuerza metiendo mi cara entre sus dos enormes tetas y las demás empezaron los comentarios picantes.

-¡Eh! Ten cuidado, lo vas ahogar.

-¡Sí! Ten cuidado, pero más abajo, que ya es un hombrecito.

-Callaos- Contesto Gilga.- Él siempre será mi bebe.

Las dejé haciendo bromas y subía a mi cuarto porque realmente no me apetecía nada. Me tumbé en la cama y solo podía pensar en lo triste que era mi vida, sin un solo amigo con quien hablar. Pasó el tiempo y todavía podía oír el alboroto en la piscina. Subía a la guardilla, para entretenerme buscando entre los trastos viejos sin esperar encontrar nada en concreto. Después de rebuscar encontré una caja de cartón en la que no me había fijado nunca. Dentro había un montón de cintas de video sin etiquetas y las bajé a mi habitación donde tenia un televisor y un video.

Y hay me llevé la sorpresa de mi vida. Ya en la primera cinta apareció mi madre, 10 años más joven, chupando una polla como si le fuera la vida en ello, no estaba actuando, se notaba que lo estaba disfrutando de verdad, le gustaba que le refregará el capullo por toda la cara, pero cuando el tipo la poso a cuatro patas y se la metió de golpé por el culo. Se notaba que no le gustaba, los gemidos y las palabrotas eran completamente falsos.

No me lo podía creer, mi madre era un putón., era una actriz porno ya que la cintas eran profesionales aunque de muy poca calidad. Cambien de cintas varias veces, en todas mi madre parecía ser la protagonista, haciendo de todo, follando con tres tios a la vez, bebiendo semen de una copa, metiendose cosas por el coño y el culo, rebajándose al máximo y esforzándose por ofrecer a la cámara su mejor cara de viciosa, la mayoría de las veces fingida, pero otra estaba claro que disfrutaba, hasta se le ponían los ojos en blanco. También aparecían mis dulces "tías" tan putas o más que mi madre, en orgías o escenas lesbicas con consoladores gigantes.

Deja esta, por favor, es mi favorita- Era mi "tía" Camila, que se había colado en mi habitación.

Camila era una mulatona de casí 50 años, con unas tetas y un culo tremendo. Yo estaba completamente asustado y no sabía que hacer. Ella se acercó como una tigresa. Sonreía, pero había algo en esa sonrisa que me daba miedo.

Mira lo guarra que era tu madre. ¿Te pone caliente?

Precisamente en ese momento de la película, mi madre estaba comiéndole el coño a una Camila más joven y menos tetuda. Era una escena de sado light en la que Camila era la dominatriz y mi madre su esclava limpiaba con devoción el coño de su ama.

Camila se había colocado a mi espalda y había comenzado a acariciarme bajando hasta sacar mi polla del pantalón y había empezado a hacerme una paja muy lentamente, mientras que no dejaba de hablar y sus palabras tenían un poder hipnótico.

-Mira como lamé, como lo disfruta. Ya ves que eres un pequeño hijo de puta. No sabía el secreto de tu madre ¿Verdad?

Yo me excitaba cada vez más con sus palabras y con las imágenes de mi madre completamente sometida. Una parte de mí decía que todo esto no era correcto, que era mi madre y que en esa escena se veía claramente que estaba fingiendo. Pero la voz de Camila me tenían hechizado, mientras que continuaba pajeándome con una mano con la otra había empezado a acariciarme los huevos, a arañarlos con las puntas de las uñas.

¿Te gustaría que fuera tu madre la que te pajera? Sí, eres tan guarro como ella.

Y era cierto, sin darme cuenta había empezado a desear que mi madre estuviera sobandome los cojones y que fuera tan sumisa como en la película. Una esclava a la que obligar a follar como una vulgar perra.

Bien, nene. Tu tía Camila va a hacerte un hombre.

Se puso delante de mí. Se movía sensualmente, torturándome, dejando que viera a trozo la pantalla de la tele, donde a mi madre estaba encajando en su coño el grueso mango de un látigo. Camila se quito el bikini sin parar su baile infernal. Su pezones eran negros y gruesos y los labios de su coño estaban inchados y de un color rojo encendido que contrastaban con el color moreno de su piel. Era una mujer de 50 años que iba a follarse a un crio de 14 sin ningún escrúpulo.

Se arrodilló delante de mí y mirándome a los ojos me dijo:

-Imagina que es la puta de tu madre la que te va a chupar la polla.

Y sin más se la metió por completo en la boca. La sensación era increíble. Camila sabía perfectamente como chupar un nabo. Me llevaba al borde el orgasmos pero no dejaba que me corriera. Una y otra vez llevándome al limite.

La era algo insoportable, casí doloroso. Tan intenso, que sere los ojor deseando que Camila dejara que me corriera y llenarle la cara con mi leche. Cuando estaba apunto de explotar. Camila se aparto bruscamente escuche una voz familiar.

Deja a mi hijo en paz, zorra de mierda.

Era mi madre la que había apartado a Camila. La tenía cogida por los pelos y se revolvía como una loca. Ahora era Camila la que parecía una esclava, de rodillas, desnuda e indefensa, apunto de comerle el coño a mi madre, que tenia el rostro contraído por la ira y en el forcejeo con Camila, una teta se le había salido del bikini...

Capítulo 2

La expresión salvaje en el rostro de mi madre la hacía más atractiva. Una mujer de 35 años, con un largo pelo negro hasta el culo con unas curvas impresionantes y vestida solo con un diminuto bikini celeste del que se había escapado una de sus tetas de tamaño más que considerable en la que destacaba un grueso pezón de color canela.

En ese momento muchas cosas me pasaron por la cabeza, pero la ultima fue la idea de la bronca que me echaría mi madre. Delante de mí tenia dos hembras muy sensuales y el video seguía en marcha, llenando la habitación con los gemidos de la película.

¿Cómo podía pensar en nada más? Camila estaba de rodillas y mi madre la agarraba con fuerza por el pelo. Y aun así no dejaba de sonreír con lujuria, en esa posición destacaba su gran culo de negra madura; voluminoso, alto y duro. Entonces hizo algo increíble. Saco su larga lengua y le dio un lametazo al coño de mi madre por encima de la tela del bikini y refregó su coño contra el pie de mi madre; que la aparto con fuerza, haciendo que Camila gritara de dolor

-¡Me das asco, Camila!

-¡Oh, Teresa!- Dijo Camila recuperando la expresión de perra en celo- El chico tiene derecho a saber de donde saca el dinero su mama. Ya es todo un hombre. Esta en la mejor edad para pervertirlo.- Todo esto lo decía mientras se pasaba las manos por el coño y las tetas, sin disimulo, pero de pronto su expresión cambió a rabia- ¡Deberías agradecerme el favor! Míralo, es un montón de grasa estúpida, ninguna mujer se fijara nunca en él.

Mi madre le bofeteo y Camila se hecho a reír como una loca.

-¡Vete de aquí, Camila! - Le grito mi madre.

Camila recogió su ropa, pero no se preocupó de ponérsela. Se fue completamente desnuda, moviéndose lentamente y sonriéndome con malicia.

-Contigo hablare después, muchachito- dijo mi madre que aun no se había dado cuenta de que tenia una teta fuera y yo estaba con mi polla al aire, tan dura que me dolía y solo podía fijarme en ese pezón delicioso y materno, que estaba pidiendo que lo chuparan.

Cuando me quedé solo en la habitación, me volví a fijar en el video que había avanzado bastante. Seguía con el tema sado ligth. Mi madre estaba atada a un potro y una china sin apenas tetas se la estaba follando con la mano. ¡Era increíble! Le metía toda su pequeña mano en el coño. Había primeros planos de su coño completamente dilatado y rojo, manando flujo vaginal sin parar. Su ano también estaba dilatado y no tardo en recibir un consolador que la china metía y sacaba alternativamente. Cuando sacaba su puño del coño, metía el consolador en el culo y al contrario, de manera que nunca la dejaba descansar.

No lo pude evitar, comencé a pajearme lentamente, sentía el corazón apunto de explotar y la cabeza me daba vueltas.

-Bueno, hijo, tus "tías" ya se han ido. Ahora podemos hablar.... ¡Joder! ¿Es que no puedes parar?

Me había vuelto a pillar. Era la segunda vez que me cortaban la corrida y mis huevos se contrajeron dolorosamente en señal de protesta. Mi madre se abalanzó a apagar el televisor y cuando creía que se iba a poner a gritarme, me sorprendió.

Termina.

¿Cómo, mama?- dije yo sin poderlo creer

Termina, veamos lo hombre que eres.

Y se sentó en mi cama mirándome fijamente. Ya se había metido la teta dentro del bikini. Pero al sentarse, la braga se tenso marcando claramente los labios de su coño. Yo volvía a pajearme delante de mi madre. No sentía vergüenza, al contrario, la miraba fijamente, estaba claro en quien pensaba mientras mi mano se movía arriba y abajo. Ella también me miraba y en un momento creía que separaba las piernas para que la viera mejor. Esta vez iba a correrme y nada me detendría. A mediada que sentía llegar el orgasmo, iba bajando el ritmo, cada vez más lento, quería hacerlo durar. Cuando por fin me corrí, fue como si me vaciara por completo, El semen atravesó la habitación cayendo en la alfombra. Mi madre y yo nos mirábamos directamente a los ojos.

-Bien, ahora que te has clamado; hablaremos. La razón por la que nunca has conocido a tu padre, ni a tu familia es que yo me quedé embarazada a los 21 y tus abuelos me echaron de casa. Del tipo que me dejo embarazada es mejor no acordarse. Yo estaba sola y sin recurso. Intente varios trabajos honrados pero no hay muchas opciones para una mujer embarazada. Cuando me ofrecieron lo de las películas porno estaba desesperada. Lo acepte por ti. ¿Entiendes? Yo no tenía dinero para afrontar tu nacimiento. Era un dinero fácil y luego no puede dejarlo. A la productora le gustaba mi forma de "actuar" y cada vez me pagaban mejor. Pero todo lo hice por ti. ¿Entiendes?

Mi madre se había levantado y caminaba por la habitación y en un momento dado recogió con los dedos un grueso goterón de semen que había caído sobre uno de los muebles jugando con él de forma distraída.

-Como ya ha habrás visto. Todas tus "tias" eran mis compañeras de trabajo, algunas se han retirado y otras siguen en el negocio. Son la única familia que tenemos. Y para todas ellas, tu eres su hijo. Ten en cuenta que sus historias son parecidas a la mía. Ellas tampoco tienen demasiado cariño. ¿Quieres hacerme alguna pregunta?

-¿Y tu te has retirado?

Mi madre se chupó los dedos antes de contestar. Un escalofrió me recorrió la espalda. Mi madre se había tragado mi semen.

Bueno, si y no. Ya no actuó, pero monte mi propia productora de porno. De hay sale el dinero. Pero el porno es algo que no quiero que te salpique. Entiéndeme, no me gusta que me veas haciendo esas cosas, no me siento orgullosa. Además la pornografía no es real. No quiero que tu concepto de sexo lo aprendas de una película.... Supongo que Camila tiene razón en una cosa. Estas en la mejor edad para aprender. A partir de ahora me ocupará de que aprendas como tratar a una mujer.

¿Tu me enseñaras?

Mi madre se puso roja como un tomate

- Yo...eh...sí... no... quiero decir que tus tías estarán encantadas de enseñarte... aunque claro yo tendré estar presente... quiero decir supervisarlo todo. 14 años es una edad muy buena para que un chico pierda la virginidad.

- Entiendo, mama.

-Otra cosa, partir de ahora darás clases particulares para mejorar tus notas y practicaras algún deporte. Haremos de ti un hombre perfecto y las chicas se pelearan por ti. No le hagas caso a lo que dijo Camila. ¿De Acuerdo? Los fines de semana los dejaremos para tu educación... hum...especial.

Y se fue llevándose todas las cintas y dejándome dos ideas en la cabeza. Mi madre había chupado mi semen y en al menos una de esas cintas, aparecía mi madre con 21 años, siendo follada mientras estaba embarazada de mí.

Capítulo 3

Durante todo el día mi madre y yo nos evitamos. Pero a llegar la noche ella tomo la iniciativa.

-Creo que puedes empezar con tu "educación"

Yo simplemente no sabía que decir.

Desnúdate - Dijo mi madre con una voz muy sensual.

Lo hice deprisa, sin saber lo que iba a pasar, pero deséanos que mi madre se hubiera decidido a joder conmigo. La verga se me puso automáticamente dura.

A partir de ahora no te harás más pajas

¡¡¿Cómo?!!!- Me dejo completamente frió.

Como has oído. Un hombre debe poder controlar su eyaculación y la mejor es ponerte al limite. Mañana quitare los cerrojos de los cuartos de baño para que no hagas nada a escondida. Y por supuesto se acabo la pornografía

No me lo podía creer.

Ahora, te enseñare un truco de los actores porno. Siéntate en sofá.

Mi polla seguía dura y ella se sentó pegada a mí. Estaba vestida sol con un batín de seda blanca y al sentarse se abrió un poco dejando ver una lencería también blanca de encaje. Desde luego no era la lencería normal para ir por casa. Podía ver como algunos rizos de su coño se escapaban por los lados del tanga diminuto y sus tetas parecían escapar de las copas del sujetador semi-transparente.

Intenta contraer tu pené, hijo

Mama, no entiendo lo que quieres decir.

Que hagas fuerza con tu pollón. Como si contrajeras el culo.

¿Cómo se podía hacer fuerza con la polla? De todas maneras lo intente y me sorprendí cuando mi nabo dio un pequeño salto.

¿Lo ves? Hazlo varias veces seguidas.- dijo mi madre mirando fijamente mi polla en la que había aparecido una gota de liquido preseminal que brillaba en la punta.

Lo hice, mi pene saltaba arriba y abajo y mi madre no perdía detalle de su extraño baile. Al poco sentí una molestia detrás de los huevos y se lo dije a mi madre.

Es normal cariño. Esta bien por ahora pero quiero que repitas esto varias veces al día y que te enfureces en que cada vez dure al menos un minuto. Pero recuerda, nada de masturbarte, no quiero que desperdicies tu semen.

Parecía que todo se había acabado, dejándome con unas terribles ganas de pajearme delante de mi madre.

Mama. ¿Esto para que sirve?

Veras, así fortalecerán los músculos de tu pene. Podrás aguantar mucho más sin correrte. Pero cuando te corras tu leche saldrá con mucha más fuerza y a una mujer le encanta sentir como el semen la inunda.

Mama, me he fijado que los actores porno, se afeitan el pubis ¿Crees que yo debería hacerlo también?

Bueno, nene, eso lo hacen para que parezca más grande. Y creo que tu no lo necesitas.

De todas maneras me gustaría hacerlo; enséñame. ¿O tu también vas a decir que el tamaño no importa?

Bueno, cariño. La verdad es que el tamaño si importa aunque algunas mujeres que no lo quieran reconocer. Pero el tamaño no lo es todo, tienes que saber como hacer que una mujer se sienta a gusto contigo y otras cosas que iras aprendiendo.

Vale, vale, ¿Pero ahora me enseñas a afeitarme las pelotas?

Por toda respuesta me cogió de la mano sonriendo y me llevo al cuarto de baño. Hizo que me sentara en el bidet y saco la maquina de cortar pelo.

Solo voy a recortarlo para que quede más natural y además así no te picara cuando vuelva a crecer.

Puso la maquina en el número 3 y se coloco de rodillas entre mis piernas. El batín se había abierto por completo dejándome ver ese cuerpo delicioso. A pesar de la edad, su vientre era liso y los gruesos pezones se le marcaban claramente a través de la fina tela del sujetador. También la tela del tanga era muy fina y los pelos de su coño no solo se le salían por los lados, sino que empezaban a transparentarse en la mancha de humedad que había aparecido en su entrepierna.

Daba pasadas con la maquina evitando tocar mi polla, pero de vez en cuando sus manos rozaban la base de mi nabo y el contacto era electrizante. Ella intentaba disimular parándose para apartar su largo pelo negro ya que se le iba una y otra vez a la cara. Entonces me sonría con picardía y volvía al trabajo.

Termino recortando con una tijera y se quedo mirando mi carajo como si fuera una obra de arte.

Bueno, creo que al final te afeitare los huevos. ¿Quieres nene?

Claro, mama. Lo que tu quieras.

Mi polla estaba tan dura que latía y mis cojones estaban completamente encogidos. Mi madre tenia que tirar del escroto para tensar la piel antes de enjabonarme y pasarme la maquinilla. En un momento dado mi madre rodeó la base de mi polla con la mano y tiro hacía abajo, dejado mi capullo al descubierto y continuo afeitándome pero con mi polla bien agarrada. Mi liquido preseminal se derramaba lentamente desde la punta de mi nabo y caía por el tronco. Aunque no podía verlo, estaba seguro que ya debían estar manchando los pequeños dedos de mi madre. Ella sentiría sin duda su calor y su viscosidad, pero seguía como si nada. Solo me soltó la polla para afeitar también la base, dejándola al descubierto y realmente parecía que mi polla fuera un par de centímetros más larga.

Ya he terminado, pero ahora tengo que darte un poco de crema hidratante para que no se te irrite la piel.

Se untó las manos con la crema y comenzó a acariciarme dulcemente. Comenzando por la basé y subiendo lentamente. Descubrió el capullo y pasó las yemas de los dedos por la corona del glande; Haciendo que todo mi cuerpo se llenara de fuego frío, nunca había sentido nada parecido.

¡OH! Mira cariño. Te he cortado afeitándote los huevos.

En mi escroto había un hilillo de sangre, tan pequeño que yo no había sentido el corte. Mi madre cerro los ojos y se metió uno de mis huevos en la boca. Sus labios gruesos y sensuales lo sorbieron como si fuera un gajo de naranja. Una vez dentro de su boca lo chupo con fuerza y lo acarició con la punta de la lengua. Nunca creí que tuviera tanta sensibilidad en los huevos, era una sensación completamente diferente. Mi madre seguía con los ojos cerrados y con una cara de viciosa increíble. Abrió la boca, pero solo para atrapar el otro huevo y chuparme los dos a la vez. Su mano había vuelto apoderarse de mi polla pero ahora me estaba masturbando de forma descarada aunque con un ritmo muy lento, como si lo hiciera sin darse cuenta.

Inocentemente le acaricié el pelo y el hechizo se rompió. Mi madre abrió los ojos y se dio cuente de lo que estaba haciendo. Se puso de pie de golpe. Intentando comportarse como si nada hubiera pasado.

-Ya esta. Te ha quedado muy bien... Otra cosa debes dormir desnudo. Quiero que te sientas cómodo con tu cuerpo. Y recuerda que nos debes pajearte.

Y se fue dejándome solo en el cuarto de baño que estaba repleto del perfume de su coño. Tenia unas ganas locas de masturbarme pero me aguate. Simplemente repetí el ejercicio para tonificar mi pene hasta que no pude aguantar el dolor. Desde luego esa noche me costo mucho dormir.

La semana siguiente fue dura. Por la mañana tenia que ir a las clases normales, apenas almorzaba porque mi madre me puso a dieta y enseguida a las clases particulares, cada día de las semana una de las asignaturas importantes y ya casi de noche a clases de kendo (esgrima japonesa) para lo que tenia que ir hasta el centro de la ciudad donde estaba el mejor dojo, el único con un maestro japonés. Allí, una vez más, era la rareza porque todos los alumnos era ejecutivos estresados que me miraban mal. Era una rutina de aprender golpe y contra golpe, una y otra vez. Con un japones con muy mala leche gritándote al oído. Aunque era divertido cuando unos de esos ejecutivos se equivocaba y el maestro le pegaba en la cabeza. Luego soltaba lo que debían ser las peores palabrotas en japonés y nos miraba a todos como si le diéramos asco, mientras que soltaba ese silbido tan característico que traducido del japonés antiguo significa: no me toquéis los cojones.

Aprovechaba el poco tiempo libre que tenia para practicar el ejercicio de polla. Hasta lo hacia en los aseos del instituto, durante los recreos. Era muy duro, empalmarse y no poder hacerte una paja en condiciones. También busque las cintas por toda la casa, pero no encontré ni rastro, me temía que las hubiera tirado a la basura o algo asía. Por su parte mi madre cumplió con la promesa de quitar los cerrojos y más de una vez me pillo bañándome o meando, entonces se limitaba a recordarme que no podía eyacular. También ella empezó a pasearse por la casa con muy poca ropa, no sé si lo hacía a propósito, pero me estaba volviendo loco. Decidí que a ese juego podíamos jugar los dos; así que una que una mañana baje a desayunar completamente desnudo y con la erección mañanera. Al verme, mi madre se puso roja y se atragantó con el café, pero una vez más se comporto como si no pasara nada.

Cuando llego el fin de semana me sentí desilusionado al ver que mis "tias" llegaban normalmente para la reunión de la piscina. Hasta Camila estaba allí. Pero yo ahora las miraba diferente. La abstinencia de toda las semana me había puesto bien caliente y yo solo podía ver mi harem particular. Un grupo de hembras sabrosas. Tetas desbordante, los bikinis metiendose en los culos y los coños bien marcados, tapados solo por unos triangulitos de tela minúsculos.

Subía a mi habitación y me pasé la tarde escuchando música para no pensar. Era casi de noche cuando mi madre llamó ala puerta.

-Hijo, es hora de tu clase - dijo sonriendo.

Me llevó a su habitación donde había una cama de matrimonio y donde me esperaba mi primera maestra; mi "tía" Ángela vestida solo con un camisón de raso blanco. Era la más joven de mis queridas "tías". Tenia 31 años pero aparentaba mucho menos. Todavía actuaba para la productora de mi madre, en papeles de adolescente viciosa o disfrazada de gitana o de árabe, ya que era una latina de piel cobriza con los ojos rasgados, que ahora me estaban mirando con mucho mimo. Era un poco más baja que yo y tenia una cuerpo atlético, trabajado durante muchas horas en el gimnasio. Con hombros torneados y pechos naturales del tamaño de manzanas. El vientre le afeaba un poco al tener marcado los abdominales ligeramente. El culo era soberbio, redondo y alto, increíblemente duro por el ejercicio y una piernas simplemente perfectas.

-Ven nene. Acércate a mí.

-Vamos, hijo. Acercate.

Me temblaba la piernas de emoción y miedo. Ángela me abrazo y busco mi boca con la suya, metiendome la lengua y enroscándola en la mía.

-Siéntela, Siente su cuerpo y su deseo- dijo mi madre- pero no dejes que te domine. Tu debes ser quien mande en todo momento. Si le das suficiente placer a una mujer se volverá adicta a ti y te buscara como una droga, hará cualquier cosa por ti. Si dejas que ella te domine, jugara contigo y luego te dejara tirado como a un perro.

Ángela comenzó a acariciarme, mientras no dejaba de besarme y morderme suavemente los labios y yo por instinto hice los mismo, recorriendo su cuerpo. Poder sentir por primera vez la textura de unos pechos, sentir como se hinchaban de excitación en mis manos y como el pezón se endurecía. Meter la manos bajo el camisón y apretar con fuerza su culo, separando sus cachete y como salto de sorpresa cuando pasé mis dedos por la superficie rugosa de su ano.

Oye, tu sabes mucho para ser tu primera vez- Y me volvió a meter la lengua en la boca mientras que magreaba mi polla por encima del pantalón.

-Desnúdala- ordeno mi madre. Casi me había olvidado que estaba allí.

Aparte los tirantes del camisón que cayo al suelo por si solo. El cuerpo de Ángela quedó al descubierto. Los pechos eran redondeados con pezones anchos y morenos con una punta de casí un centímetro de largo. En su pequeño coño solo tenia una linea de vellos muy cortos y de un dedo de anchura; dejado a la vista sus labios vaginales y entre ellos asomaba tímidamente un clítoris del tamaños de un garbanzo atravesado por una argolla de plata.

-Vamos, chupale las tetas.- Siguió dando intrusiones mi madre, aunque su voz se estaba volviendo entrecortada.- Has que se sienta una mujer deseada.

Me agarré esas tetas como un desesperado, chupando y mordisqueando los pezones mientras que Ángela me acaricaba el pelo.

-Así... así... Son tuyas, has con ellas lo que quieras. Apriétemelas sin miedo.

Me aparto dulcemente, para empezar a denudarme mientras que volvía besarme. Mi madre nos miraba atentamente pero yo apenas podía pensar en ella. Cuando yo me quedo completamente desnudo. Ángela se sentó en la cama y me atrajo hacía ella. Y comenzó a chuparme la polla. Si la mamada de Camila había sido buena la de Ángela era fantástica. Depuse de todo eran actrices porno y sabían lo que hacían. Pero el estilo de Ángela era más refinado, le gustaba saborear la polla. Había momentos en que se la tragaba por completo y otros en que la recorría con su lengua increíblemente larga.

Cuando estaba apunto de correrme, intente avisarla, pero una vez más mi madre se impuso.

No. Ahora es el momento de dejarte llevar. Disfrútalo, mi niño, disfruta.

Ángela se tragó toda mi leche sin dejar escapar una gota, mientras me miraba buscando mi aprobación. Quise correspóndela comiéndole el coño, pero ella se negó.

Metemela, estoy deseando tenerte dentro.

Se tumbó boca arriba separndo la piernas. Con una mano se separo los labios del coño y con la otra cogió mi polla para guiarla hasta la entada de su vagina. El tacto de las paredes vaginales era como terciopelo húmedo, podía sentir como los músculo se cerraban alrededor del tronco de mi pene succionándolo, queriéndolo todo dentro. Me quede unos segundos quieto disfrutando del momento, hasta que Ángela me envolvió con las pierna obligándome a iniciar el movimiento.

-No te limites a meter y a sacar. Al entrar sube la cadera buscando más contacto con el clítoris y a sacarla baja para rozar el ano. No mantenga siempre el mismo ritmo, sorpréndela, incluso asústala. Pasa de un ritmo suave y profundo a uno rápido y salvaje. Y al contrario, baja el ritmo para que sea ella la que mueva las caderas buscando más contacto

La voz de mi madre tenia un punto de exitación. A través del reflejo de un espejo pude verla a los pies de la cama. Tenia la cara tapada por su largo cabello y su mano derecha estaba dentro de su pantalón frotándose el coño, mientras que con las izquierda amasaba una de sus grandes tetas. ¡Mi madre se estaba masturbando mientras que yo follaba por primera vez! A pesar de haberme corrido ya antes, pude sentir el orgasmo subir por mi espalda, pero conseguí pararlo a tiempo; parecía que el ejercicio había servido para algo.

Ángela no se había dado cuenta de lo que pasaba y me pedía más y más. Me agaró por el culo obligándome a follarla a fondo. Podía sentir la entrada del útero rozar con mi capullo en cada embestida, hasta que Ángela tubo su orgasmo y comenzó a jadear y a gritar.

-¡Sí.... Sí! ¡Me has reventado! ¡OH! ¡Qué gusto!

Entonces yo no pude aguantar más y me corrí dentro de su caliente coño. Parecía que el semen no iba a parar de salir mientras que yo bombeaba con mis ultimas fuerzas. Cuando me separe el semen salió a borbotones del coño de Ángela, mezclado con sus abundantes flujos vaginales.

- Es increíble, me has llenado por completo - susurro Ángela

Yo no sabía si mirar a mi madre, que seguía a los pies de la cama.

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